32 compases AABA

 


Lunes...

Estoy con los nervios del examinando...

Espero tus atinados comentarios de colega y musa. Y tus abrazos.
Martes...

Y ahora...con ese deseo de un niño pequeño que come todo sin casi respirar en espera del ansiado postre...así, voy a leerte ahora

Saberme posado en tus ojos camino de tu cerebro y tu corazón. ¿Se puede aspirar a algo más en esta y las próximas dos vidas?
¡Buenos días!

Copio-pego para leerlo plácidamente y sentir el regusto de tus palabras...

Te beso. Con cariño. Con pasión. Con mi ser y mi estar.

El domingo posiblemente no duerma en Madrid, si no, nadie me privaría de tu presencia. No obstante, prometo mantenerte al tanto de posibles cambios y si finalmente pernocto en casa, considérate tuyo.
Te cuento mi cómo, mi dónde y mi cuándo... Mañana. Permítete ser esta noche tu Scherezade.
Te sueño. En breve.
Buenas noches, tú…

Miércoles

-He sido patológicamente tímido hasta los 30 años. Escribo. Odio tirar comida. Me visto con ropa de segunda mano. Podría decirse que en mi Spotify solo hay listas de jazz. Tengo vértigo y, no tengo tiroides. Me gusta observar a la gente. Y en este momento nada me apetecería más que besarte.-

La proposición quedó en el aire durante unos segundos. Respiraron el aire de cada uno. Se olieron con los ojos cerrados. Él acercó sus labios a los de ella. Los posó cuidadosamente sobre los suyos, sabiendo el tesoro que estaba acariciando. La besó con suavidad, con veneración. Ella apretó sus labios, exigiendo ese beso. La veneración pronto se hizo familiaridad y sus bocas se abrieron, sus lenguas se buscaron y se mezclaron, formando una única unidad que daba sentido a todo el pasado que el hombre acarreaba. Y desde entonces celebraron sus aniversarios con una nueva confesión…

Jueves

Él:

De tu apetencia hago yo necesidad y bandera... Sueña vernos mañana cuando nadie nos vea. Huidos de la tarde en dirección a la oscuridad, armados de un mechero y sendas miradas que iluminarán nuestro camino al Hades, si ha de ser nuestra meta... que me gustaría que fueses tú, tan resuelta en lunas, tan llena de suspiros, tan plena de miradas y promesas engarzadas en tus córneas, donde pueda yo pescarlas, jugándome la vida y el raciocinio.

Yo:

Cada poro de mi cuerpo escupe lo que en mi interior se agita. Las palabras vuelan en espiral sobre mi cabeza...Y todo tan efímero, tan lejano al huracán que erupción reventándome el pecho que yo desprecio la mediocridad de lo escrito.
Él:

Al vernos directamente te pediré fuego, en mitad de la calle, anocheciendo y con un poco de frío para buscar refugio en un lugar angosto y oscuro.

Viernes

Mezclo en la coctelera la gravedad que transforma la garganta en la cueva de un acantilado, con el vaho de las palabras que se agolpan y, aún así comprenden que lo sutil es la espera, el sosiego, la calma...
Quizá acierte.
Pondría mi cuello en el cadalso jurando que no me crucé contigo hasta ahora...
Por muchos poetas obstruyendo con sus versos y a pesar de mi enorme despiste, dudo, dudo mucho que mi mirada no hubiera recaído en ti...Solo la ceguera provocada por los focos...solo de ella desconfío.
Pongo rumbo a tus oídos y tapo los míos para no sucumbir a cantos de sirenas...
Ahora te pediría fuego...-¿tienes fuego? -gracias- , y apurando la llama del mechero te miraría a los ojos…

¿Recuerdas esto mi amor?...Así te escribí  “2.0”…y ahora, después de un año, aún siento escalofríos cuando lo leo.

Te esperaré esta noche en nuestro callejón, ya sabes, aquel angosto paraíso detrás del Café Central.

Sábado

Elucubremos:
Voz grave, de las que se arrastran por la tráquea intentando sortear las cuerdas vocales, voz rota que augura momentos de acercar el oído a los labios para no perderse ni un ápice del discurso, ni una perla de saliva...
Cadencia lenta, parsimoniosa, cadencia que se sabe lo más importante de este mundo y que se toma su tiempo para manifestarse. Ritmo pausado, perezoso, de los que hacen que encojas el corazón y aguantes la respiración hasta que surja el milagro de la palabra a mí dirigida...
Tono grave igualmente, de contralto, de Luzia de Lamermoor cantando el aria de la locura, de mi locura...
Ahora que te conozco y te leo intento imaginar esos encuentros fortuitos en los que nos habremos cruzado, con cien poetas de testigos, pero nuestras palabras se han dirigido a otros, desconocidos mutuos buscando la magia de las palabras propias…

Domingo

...My funny valentine
Sweet comic valentine
you make me smile with my heart
your looks are laughable
un-photographable
yet you're my favorite work of art

Is your figure less than Greek?
Is your mouth a little weak?
When you open it to speak
are you smart?

Don't change a hair for me
not if you care for me
Stay little valentine stay
each day is valentine's day ...



genuflexión


Me quité las botas y esperé.
Genuflexión
Rodillas ensangrentadas y pies limpios, estoy dispuesta…

Oía la vida fuera,
labios contrahechos,
labios deformes de tanto implorar;
Maldigo la imperfección de la súplica.

Por el hueco de la cerradura atrapé la luna,
es la única luz que quiero en mi cuarto;
el fluorescente es el Gran Hermano de las salas de autopsia
y la vela un canto de sirena.

Cadena perpetua al arpa que habita en mi garganta, ya no quiero buscar a quien pueda responderme, ni siquiera a quien quiera escucharme.

Erigí un reino en las sombras de mi ventana.
Yo, la emperatriz.
Mis súbditos, los recuerdos.

Me aferré a la cruz,
y dibujé mi cuerpo con la luz difuminada de las vidrieras,
y vendé mis ojos para ser la dueña de mi oscuridad.
Pretendo volver a casa.
Anhelo, ambiciono, ansío, sueño…

La muerte juega conmigo al escondite
pero presiento que no le gustan las esquinas…

deseo


Deseo,
Tómame en forma de tornado,
Pon el cañón de la pistola en mi boca mientras contoneo mis caderas…
Arrástrame por el suelo para que mi cuerpo dibuje la estela de una serpiente…
Oigo el coro estoico del clímax.
El sudor del otoño ardiente en tu pared,
y yo
resbalo por ella lentamente hasta postrarme ante tus rodillas,
¿Sientes mi humedad?
Te resbalarías en mí…
El viento de tu mano hizo esconder mi rostro tras mi cabello…
Me gusta el sabor salado de mi sangre…
Quietud
Parálisis
Balanceo
Sube el voltaje
Corramos bajo la lluvia
No paremos
No hay obstáculos
Tirémonos al asfalto
Saltemos coches
Saltemos edificios
Saltemos personas
Ahora si…
Derrámate en el suelo ante la mirada atónita de los humanos,
Tú y yo también somos humanos,
Pero otros humanos…
Grita
Grítame
Grítales
Desenfunda
Mirada de lobo…
Caos
Sirenas
Luces
Meditemos…
Ya no
Vomita
Escupe
Vomita
Escupe
Vomita
Escupe
Elévame a la azotea
Bailemos…
Rodéame con tus brazos
Escucho el cuerno de los vikingos…
Ecos de madera hueca,
Ecos de metal ligero,
Espero tus órdenes…
Piensa pero poco
Cortocircuito en tu mente
Descontrol
Nos persiguen
Corre, corre, corre
Corramos
Mi risa es un arma desconcertante
Porque no tengo miedo
Esto me excita…
Me hace fuerte
Y te hago fuerte…
Golpea
Atisbo su confusión
Me río…
Saltemos
Ellos no vuelan
No son ángeles
No son demonios
Nos llaman los tambores
Comienza el ritual
No hay dolor
En el fuego no hay dolor
En las cenizas no hay dolor
Confía…
solo es la tregua,
un otoño antes del inhóspito invierno…

la ronda sonora


Y te ronda esa cicatriz sinuosa
en tu perfil
indómito
distante…
Pero yo te reconozco,
y desde mi incauta torre de marfil recorro con mis dedos
el camino que se desliza hasta tu mágica boca…
porque yo,
yo te reconozco en el destierro de tu mirada
y en el soplo de vida
que tus dedos alientan
cuando acaricias
con violenta suavidad tu saxofón…
Shadows,
y te alejas invisible en el terciopelo negro,
pero yo,
yo te reconozco en tus gélidas manos
que escupen lava desde lo profundo de tus entrañas…
Tu cabeceo,
                               nana de cuna,
niño que cobijo en mis yermos pechos,
                               Concebiré un laberinto de mi pequeño cuerpo para protegerte de Teseo…
En esta noche
eres mi solsticio y mi equinoccio,
mi verano y mi otoño…
Eres mi luz y mi sombra,
eres mi momento y mi aurora,
eres mi anhelo y mi jadeo…
profunda caverna donde velar las quimeras
sin que el hilo de Ariadna nos presienta…
Éxtasis y rendición.
Te invito al laberinto de mi cabello ensortijado…

indolente desgarro

Siento en mi pecho nuestro destino y mi piel se desgarra como la de un animal en el matadero…

Sangra mi voz con el eco de las notas afligidas de un piano lejano…

Pero…
        No es cierto

Porque
              Me duele
                       Me arde
                               Me hiere

Tus palabras son tas perezosas que de tu boca se resbalan en los visillos mecidos por la brisa estúpida del ocaso...

Y yo,
las defenestro con violencia

De nuevo
me desgarro sin disimulo…

                                                               

no mires atrás

No mires atrás
                 Es el abismo

No lo intentes otra vez
                               Cree en mí…

Esta historia es un disfraz

Reclútate a mí…sinuoso
                
Arrastra tu alma en el barro de la duda

La indolencia es el estigma del cobarde, su vestigio…

Aproxima tu yugular a mi colmillo, romo…

Repta esculpiendo la huella de tu cuerpo,y dime si ya te abandonó el jadeo

No importan tus dogmas


solo debes herir de muerte el puente que cruza de tu alma a la mía…

devendra vendrá...

Desidia en mi telar de Penélope
Apatía con mi cordel de Ariadna
Desánimo en mi telar de mujer que siempre espera con dedos de amazona y que a los hilos se abandona
encadenando en ellos su alma, su corazón y su boca…
Susurros de cantos atragantados
…te quiero
¡Ay! me olvido de mi corazón
…ay ay ay ay
Quejidos de guitarras en un autobús
Microcosmos
Torres de marfil
Ventanas que son tus ojos
De lejos
De muy lejos…
“lechuguita cieguita…”
Esa voz tuya tan bonita
se escapa de una caverna chiquita
dragada profunda en el cielo de tu boca y en el túnel de tu garganta…
Y mi cocina
es una loca sinfonía de cacerolas
Ecos de metal sombrío…
Eco
Eco
Eco
Efluvios en hielo,
Hielo traidor que transmuta en agua liviana…
Cueva de hada sin varita
Retiro de reina desterrada
Solo bolígrafos con sangre de tinta
Que son las flechas del arco que me arrebataron
Y mis dedos masculinos de amazona olvidada intentan tejer…
Tú: raviolis
Yo: fideos chinos
Cenizas…y un gato negro
“relleno de chucherías fritas…”
Diamante en uvas
Soma del solitario
Del marginado
Del apartado
Del exiliado…
Soga del ahorcado
Voz de fuego apagado
Y a ti,
¿Quién te dicta las palabras?
¿La noche?
¿El alba?
¿Eso que te ahoga por la ventana?...
Ahogo la espiral de mi cuaderno
Para liberarla de su infierno
de su ficticia eternidad
sin Alfa
sin Omega
y te escucho
y te escucho
y te escucho
y tú invades mis oídos
en fila marcial de orugas procesionarias
lentas
firmes
Gaudí en mi ceniza
Mosaico adusto del fin de la materia
“…me olvido de mi corazón…”
Ni puedo ni quiero
Mi labor incompleta como mi vida
El ovillo anuda las tijeras y el atrapasueños 360º mermado
por mi indolencia
mi molicie
mi ímpetu
Mi sangre encadenada…
Y te escucho
te escucho
te escucho
Y tu cadencia me hipnotiza
y yo
yo si
que me muero
me muero

me muero… 

bobby en la garganta

Desasosiego
Zozobra
Tristemente libre…
Arenas movedizas
Silencio en mi garganta
                y volcanes en mi pecho
Túnel
Laberinto
Punto en el infinito
Barro en mis manos
Lengua de cristal de Murano
Mi agenda
Nombres
Hombres
Guarismos insustanciales
Recuerdos
Soledad
Me amo
                ahora
                               aquí
Tinta
El hielo moribundo en mi café
Azoteas creativas
Azoteas uterinas
Pasos
Gente
Humo que ya no daña mis pulmones
                porque te sobreviven para no matarme…
Tu saxo
Tu chica…yo
Gente
Más gente
Homínidos…
Tu geisha…yo
Mis pies funambulistas en la plataforma de mis zapatos parecen bellos
                ¡Mentira!
                               ¡Entelequias!
Ruinas circulares (esto me suena Borges)
Suspiros
La India en deportivas…
Todo es un sucedáneo de la verdad
Híbridos moribundos
Orgullo
Fuego y aire
FRAGILIDAD
Aire y fuego
PODER
Me olvidarás
lo sé…
Me enterrarás con el estoicismo del ciego
Cortejo fúnebre de orugas pasionarias…
                hoy,
 que mi veste es de un negro egoísta
Golpes en la silla
                mis pies desacordes del ritmo al que baila el universo
Ruido
Desacato a mi silencio
Mi cabello duerme en los bucles difuminados
                                                olvidando que fueron tu cuna…
Te disipas
Roma en mi bolso y en mi apellido
                augurio maldito de mi decadencia
                               de la caída de mi imperio
                                               el mío
                                                               en ti…
Ruido
Fuego en el suelo
                esfuerzo de atletas urbanos
Tréboles de tres hojas
Tus gafas
Mi ceguera
Ojos de coches
Cuestas
Brisa inerte de ciudad
Caminar en círculo
YO: Minotauro
TÚ: Teseo
EL DESTINO: Ariadna
Mobiliario urbano de diseño, pura mierda incómoda junto a las ruinas…a la dama de Elche –Leia-
Adoquines subversivos para un obsesivo compulsivo
Tacones de ecos cercanos
Mis venas piden clemencia
Escritores lejanos en medio de una adulteración de bosque
Susurros de ondas
Hojas yermas de otoño
                en primavera
                               anacronismos
Silencio
Escala de grises de palomas y asfalto
Calle del Cid
YO: Jimena
YO: Penélope
YO: El útero vacío de la virgen María sin paloma
Horizontes de papel
Contenedores de basura que chivan secretos
Parchís
                Oca
                               laberintos ocultos
Intuyo tu desaire
                Adivino la purulencia de tus llagas por los creadas
Senectud
                tu desconfianza
Juventud
                tu desconfianza
Senectud           
                tu miedo
Juventud
                mi desafío
                               mi ímpetu
                                               mi oportunidad despechada
Sé que me olvidas y me difumino
Humo
                Transmutada en humo
Desaparezco
No te importa
Curiosidad callejera
Arboles de raíces con grilletes
INDOLENCIA
                la tuya
SUMISIÓN
                la mía
Arrojo tardío y vano
“Human nature”
6160 BJF
                13 Bien Jodida Francamente
Il ne te plaît le français
                Ilneteplelefrankais
Moi, je l’aime
                Muayeleme
Discordia
Asonancia
Afonía
Cacofonía
Dislalia
Lunares de tinta en mi libreta
                enigma, incertidumbre, sorpresa…
Colillas de cigarro en las cárceles de los pies de los árboles
                como fichas de ruleta
Espera
El que espera desespera             
                y yo, doblemente espero y desespero
Timbre de hotel en la ferretería
                ganchos de suspensión para flores
Uvas mañas iluminadas por enormes bombillas que compiten con el sol del ocaso
Son las 20 horas
                el infinito en vertical
Lunares en mi libreta
La fraternidad de la sangre me devuelve al cobijo
                Go home, sister!
Ella
                su coche mi barca de regreso al Hades
No tengo monedas
                veré el abismo con los ojos abiertos
Ella me dice sin hablar:
                ¡No hermana!, yo te poso en tu sombra de Los Campos Elíseos
¡Gracias!
Metamorfosis de koala para vivir en tu casa de bambú…
PRETÉRITO: AK47 con munición mortal en mi lengua
PRESENTE: Tirachinas de plástico cutre de tienda de chinos
Y aun así posaste mi cuello en el cadalso,
                y aun así portas la llama para encender la pira a mis pies…
Dolor
Rabia
Espuma en mis huellas dactilares
MI PRIMERA REACCIÓN: Bailar con tacones de estalactitas sobre tus discos
                Pisar
                               Romper
                                               Masacrar
                                                               Destrozar
                                                                               Dañar
Mis manos martillos sobre tus foros
                mis uñas dagas afiladas sobre tu rostro de papel
                               mis dedos aguarrás sobre la tinta de tu dedicatoria…

Rabia
Rabia
Rabia
Dolor
Dolor
Dolor
Inhalar…Exhalar
Inhalar…Exhalar
Inhalar…Exhalar
PAZ
SHANTI
Perdón
Capitulación

¡Tengo que reciclar el plástico!

INSERT COIN...

El destino:
Le has entrado por los ojos a ELLA y quiere reservarte por 24 h.
Por supuesto, si aceptas esta solicitud, no podrás hechizar a otras dulces señoritas durante 24 h, pero podrás conocerla mejor…Bueno, entonces, ¿aceptas?
Esta reserva ha sido aceptada.

Él:
Gracias por sacarme de esta estantería fría, en la que productos más nuevos se burlaban de mí diciéndome que nadie se fijaría en un producto como yo... ¿Me llevas a casa? Ocupo poco en la alacena y aguanto bien en la nevera...


Ella:
Mis estanterías solo las ocupa el polvo y mi plumero no cesa de vomitar recuerdos…y aunque desde que releí este verano a Salinger y las peripecias de Holden Caulfield juré que no volvería a decir "encantada", como siempre, seré incoherente y te digo: encantada...


Él:
En cualquier caso, me alegra haberte encontrado, porque, como esteta que soy, tus fotos me han llamado mucho la atención, y me gustaría saber qué se esconde tras esa mirada fuerte, qué ven tus ojos cuando miras y, en definitiva, saber qué anima ese cuerpo que tan bien puesto parece estar en esta tierra.


Ella:
Todas las respuestas que me pides...tras la pausa de la sobremesa.
¡Comencemos a jugar!
Carezco de ambición, seré, sin duda, la peor oponente...


Él:
¡Juguemos!
Yo también estoy incómodo con corsés y tampoco tengo afán competitivo, así que creo que jugaremos al mismo nivel.
Ya salivo por esa réplica y deseando atender tus curiosidades...
¡No tardes!


Ella:
¡Comencemos?
Me resulta curioso caminar por estos terrenos, zozobro en las relaciones que se esconden tras una pantalla y la soledad; el juego se desvirtúa y la imaginación vuela como un globo que escapa de la mano de un niño, incluso roza la crueldad al crear un mundo idealizado...es como un alud que avanza con cada toque de tecla.
Necesito mirar a los ojos cuando me hablan y cuando hablo; ver como las manos juegan y bailan en un continuo gesticular que delata infinidad de secretos…
Lo mío con los puntos suspensivos es un amor inquebrantable...me dejan respirar, son la pausa en la que si hablara miraría a los ojos; son mi puerta de entrada y de huida, la cuerda que me salva de aguas procelosas...


Él:
Me pillas con un pie en el tálamo. He leído tu mensaje, me he alimentado de él casi, con delectación y ansia.
Muéstrame el camino a la salida, Ariadna. Déjame hacer lo mismo contigo.
Pregunta.
PD: Te contesto mañana por la mañana. Pero déjame, regálame, tu primera pregunta junto con el desayuno. Como si hubiésemos compartido el tálamo que los dioses nos concedieron antes de ejercer tamaña hazaña


Ella:
¿Intuición...o brujería?...sabía que te encontraría al volver
MI PREGUNTA:
Cuéntame tu sueño de esta noche, y si no lo recuerdas dime qué te hubiera gustado soñar...


Él:
MI RESPUESTA:
Lo que me hubiese gustado soñar...
No sabía qué hacía allí. Tenía cerveza en casa. No necesitaba pagar 3€ por aquella jarra. No necesitaba ocupar un sitio en la barra -la terraza estaba petada- en aquel bar tan moderno, tan aséptico, tan inútil. Tan inútil como él. ¿Qué hacía allí? ¿De verdad creía que iba a conseguir hablar con alguien? ¿Qué iba a poder entrarle a una tía?
Tomó un sorbo y dirigió la mirada por el establecimiento. Nadie. Casi nadie. Al otro lado de la barra, un bulto -la bombilla que debería iluminarla se negaba a funcionar- se movía delante de otra cerveza. Sin nada mejor que hacer se dedicó a escudriñarla con discreción. Quizás pudiese hacer de aquella persona un personaje en alguno de sus cuentos.
Pero no se movía más allá del acto reflejo de coger y dejar la caña en la barra. Creía que era una chica, porque le pareció que la mano que asomaba a la luz tenía las uñas pulidas y pintadas.
Tenía que fumarse un piti. Lo lió entre sorbos de cerveza y salió a la calle. Se dejó caer del portal y encendió el pitillo. Se tomaba la cerveza y se iba a casa.
-Tienes fuego?
Se volvió. Unos ojos marrones lo envolvían en una cálida mirada, mientras unos labios finos sostenían un cigarrillo. Y el olor. Aquella chica olía muy bien. No era olor a colonia, ni a perfume. Era un olor... ambrosíaco. Mágico. Era un olor que reconfortaba, que le hacía sentirse bien.
-Sí, claro -le encendió el mechero y una de aquellas manos se arqueó sobre la suya, tocándolo. En cuanto sintió la palma sobre el dorso de la suya, creyó oír el rumor de un mar embravecido que rompía sobre una pared de acantilados y la succión de la resaca marina. Sintió que el cigarrillo se encendiese tan rápido. Tenía que haber utilizado dos palos, o dos piedras. En esos momentos le sobraba toda la civilización.
-Gracias -le dijo ella.
Y cuando sus ojos se enfrentaron a los suyos, aquel mar que oía se hizo físico, real, y se sintió nadando en aquel océano embravecido, aunque no sintió miedo.
Bajó la mirada. Segundos de silencio que pesaban como siglos en convento de clausura.
-Me invitas a una birra en otro sitio? -le espetó ella de repente-. Te he estado observando en la barra. Me intrigas. Quiero desenvolver ese misterio que te rodea. Quiero desnudarte, saber qué pasa por tu cabeza, qué pasaba por ella cuando me mirabas -su voz sonaba reconfortante, como cuando pones el oído en una caracola-. Me llamo...
-Yo te bautizaré. Te llamarás Caribdis. Y yo seré Ulises. Y juro que nunca llegaré a Ítaca.
Ella sonrió. Comenzaron a andar...
MI PREGUNTA
¿Cómo seguirías mi sueño?
Gracias por regalarme este desayuno, yo también soy más de mirar y de escuchar y de observar.
Me parecería una cosa del destino que hayas llegado a mí para poner tus manos sobre mi cuerpo y que se queden para siempre...


Ella:
Interesante sobremesa esta que me has regalado con tu relato...solo el comienzo, porque acepto con placer tu invitación a que lo cosamos tecla a tecla, artesanos seremos…
"Y me parecería una cosa del destino que hayas llegado a mí para poner tus manos sobre mi cuerpo y que se queden para siempre..."
Esto puede solucionarse...
Te beso...


Él:
Sólo puedo decir... llévame contigo.
Hordas poéticas...Yo también las sufrí.
Espero tu mensaje como agua de mayo. Proclamo.
(Y me parecería una cosa del destino que hayas llegado a mí para poner tus manos sobre mi cuerpo y que se queden para siempre...)
"Esto puede solucionarse..."
¡Una solución quiero!


Ella:
¡AMÉN!


Él:
Me han sabido a tan poco tus palabras, han sido tan pocas, que las he tenido que degustar como las gambas: primero chupar los picos superiores e inferiores, luego quitarles esa minúscula corteza que tienen, como los altramuces, y degustarlas con un poco de jengibre entre letra y letra para diferenciar los distintos sabores y matices...
Me he dado un festín dionisíaco. Hacía años que no desayunaba tan bien. La grasilla me rezumaba por la comisura de los labios, y los dedos tenían ese brillo que se asemeja al temblor que les causa el sol cuando tienes polvillo de mariposa en ellos.
Sabían a noche, a discursos (algunos malgastados), a miradas que apagan soles, a pensamientos que tenían mi imagen y casi casi mi nombre. Sabían a correo por escribir, a ese alcohol que macera la noche, a tu garganta, a tu estómago, a tu hígado, a tu piel.
Quiero más. Aliméntame.
Te pienso. Y eso que apenas hemos cruzado unas miles de palabras...
Te leeré con placer y necesidad.
Besos cada vez más osados, de los que revolotean fisonomías y se posan en lugares recónditos a los que pueden llamar hogar.


Ella:
Quiero alimentarte...más bien deseo la antropofagia...
Esto horarios me están siendo ser tan lacónica…que mi garganta es cárcel de palabras prisioneras en tu busca…


Él:
Nervios postadolescentes de que tu voz, aún codificada electrónicamente, roce mis orejas y se cuele en mis oídos...
Él sonrió antes de contestar.
-Lo he visto todo. He visto el universo antes de existir. He visto la protomateria condensarse hasta el momento justo del Big Bang. He visto soles arrasando galaxias. He visto el nacimiento de la vida. El levantamiento de las pirámides. Los trabajos de la Capilla Sixtina. El primer globo aerostático, que subía igual que las volutas de ese humo que transporta tu hálito...
Ella miró divertida los giros que su suspiro dibujaba en el aire disfrazado de humo. Si él supiera... Sacó una libreta, la fuerza de la costumbre.
-Hay algunas cosas que debes saber sobre mí: me siento en las terrazas y observo a la gente. Mango en los grandes almacenes. Nunca haría daño a una mosca. Cojo la comida que mi madre quiere tirar a la basura y alimento animalillos en un descampado que hay cercano a su casa.
Él tomó el testigo. Parsimoniosamente, sabiéndose observado, lio un cigarrillo. Lo encendió, exhaló el humo y continuó él:
He sido patológicamente tímido hasta los 30 años. Escribo. Odio tirar comida. Me visto con ropa de segunda mano. Tengo vitíligo, que ya habrás observado en mis manos, y no tengo tiroides. Me gusta observar a la gente. Y en este momento nada me apetecería más que besarte.
La proposición quedó en el aire durante unos segundos. Ella acercó la silla a la suya y estiro el cuello. Él acercó su cabeza a la suya. Respiraron el aire de cada uno. Se olieron con los ojos cerrados. Él acercó sus labios a los de ella. Los posó cuidadosamente sobre los suyos, sabiendo el tesoro que estaba acariciando. la besó con suavidad, con veneración. Ella apretó sus labios, exigiendo ese beso. La veneración pronto se hizo familiaridad y sus bocas se abrieron, sus lenguas se buscaron y se mezclaron, formando una única unidad que daba sentido a todo el pasado que el hombre acarreaba. La vio cuando era un adolescente. La vio cuando vivió en Londres. La vio en sus estancias en Estambul, en su viaje a Tailandia. Donde quiera que mirase a su pasado, allí estaba ella. Y ahora estaba allí, compartiendo su saliva purificadora con él, insuflándole vida y nuevos bríos, acariciando su cabeza mientras el aire de su nariz le corría juguetón por el bigote.
Se retiraron para mirarse. El mundo había dejado de existir como tal. Era el attrezzo de ese beso. Se buscaron otra vez. Se besaron con ansia, con cariño y deseo. Él paseó su lengua por el dibujo de su sonrisa. Ella le puso la mano en su corazón. Desbocado. Él le llevó la mano al suyo. Desbocado, latiendo al mismo compás, componiendo un canon que era la banda sonora del universo.
Él quisiera haber dicho algo. Ella, más sabia, sabía que aún no se habían inventado las palabras para aquel momento. Que tendrían que descubrirlas, criarlas, mimarlas para formar aquel lenguaje nuevo que nacía de aquellos besos.
Tu turno, querida


Ella:
-Entonces…¿dejarás que Penélope siga tejiendo?- le preguntó ella agarrando con fuerza su brazo para hacerle girar hacia sus ojos en espera de una respuesta que decidiría –sin él sospecharlo- que el devastador remolino le ahogase o le invitara a navegar junto a ella.
-Penélope tejerá y tejerá hasta cubrir con un enorme manto a todos sus pretendientes, incluso a ella misma y en toda Ítaca reinará la noche eterna…-
Caminaron.
La calle estaba desbordada de gente, andaban sorteando modernos y modernas que parecían sacados de un catálogo “you must be..you must have…be cool”; era entonces cuando ella buscaba con deseo asesino a Escila e imaginaba aterradoras escenas de una tempestad con todos –excepto ellos- superados por las aguas.
Una risa impúdica se dibujaba en su cara. Él se dio cuenta pero no preguntó.
Siguieron caminando un buen rato sin hablar, no había necesidad de llenar oquedades con estúpidos y mediocres cumplidos. Parecía que hubiesen aprendido el arte de la marcialidad en un ejército alemán; el compás de los pasos de ambos iban componiendo las notas de una partitura.
-Supongo que prefieres terraza, lo digo por lo de fumar- ¿Ahí?
Ella levantó sus gafas y escudriñó el lugar. –Perfecto-
De nuevo le pidió fuego pero ahora ella le sostuvo las dos manos con las suyas mientras él rascaba con lentitud la rueda del mechero, se acordó de la primera vez y quiso atrapar el tiempo…Ella se dejaba y sintió tener que soltarse de sus manos para sostener el cigarrillo; después lo sostuvo entre los dedos, lo irguió y exhaló una bocanada de humo mientras no dejaba de mirarle con suavidad a los ojos.
Se sentaron en una mesa que hacía esquina. La eligió ella. Siempre lo hacía, siempre escogía una mesa desde donde observar a la gente, a modo de atalaya, una mesa que protegiera sus dudosas acciones, una mesa como una fortaleza, un castillo, un refugio…pero eso los demás no lo sabían.
Y dime Ulises…¿qué has visto detrás de mis ojos?
Te cedo el testigo...
Aflora una especie de adicción...y me encanta -por mucho que Holden se mosquee...-

Él:
Dejemos a Holden fuera de esto. Que sea una cosa tuya y mía, que nadie más venga a meter las narices en lo que hablamos, decimos y suspiramos por…
Mañana retomo el relato. Temo que si lo hiciera ahora, acabaría siendo un relato pornográfico para leer a una sola mano y creo que mereces algo menos explícito, algo más elaborado, que la pornografía llegue como fin, y no como medio...
Hoy he tenido ganas de oír tu voz. Ya ves, yo, un vulgar semidiós, queriendo meterse en la laringe de una diosa, la ojizarca Atenea....
Te espero. Con fruición. Ojalá vuelvas esta noche.
¿Necesidad de leerme? Ahora mismo todas mis ansiedades, todas mi adicciones, caben en un guarismo: 9.
Bienvenida a mi mundo. A mi mente.


Ella:
Aquí estoy...recién despierta tras media hora de quedarme sin remedio dormida en una de esas posturas imposibles que luego pasan factura.
Perfecto Holden y cualquier otro fuera de este entorno...si a alguien se le ocurriera entrometerse le dejamos fuera de combate.
Quieres que nos oigamos?, yo también.
Me apetece que tengas mi número de teléfono. Pídemelo.
Admiro como utilizas el lenguaje, sobre todo el uso de ciertas palabras...de metáforas...de alusiones...Eso siempre ha sido uno de mis puntos flacos a la hora de dejarme seducir...
Sigo aquí...


ÉL:
¿Me das tu número de teléfono? ¿Querrás tener el mío? ¿Puedo llamarte cuando lo tenga?


Ella:
Claro que te lo doy, su nombre es: … y claro que quiero el tuyo

Él:
Mi tfno. se llama: ………
Mañana por la mañana estaré dispuesto a hablar contigo las 12 horas que marque el astro rey. Y por la tarde también podrá aprovechar huecos entre labores profesionales para que oigas mi fea voz. Y por la noche podríamos tomar una libación y continuar el relato a dos manos, o dos voces, o... ves? me ilusiono y pierdo el norte!
Y que conste en acta que me gustaría ser el causante de esa postura que mañana pasará factura. Yo te haría descuento y te regalaría un perrito piloto, un piso en Torrevieja y la cabeza del Borbón si me la pidieras... Pídeme...
Y qué más escribirte, cuando las palabras se quedan terriblemente cortas para expresar lo que siento cuando te oigo, cuando te pienso, cuando te sueño...?
Eres la niña que todo monte querría como sol.
Tengo sed de tus palabras. Líbame. Pídeme...
Defecto #1: ansia carnívora.


Ella:
Me encantará escucharte...Elucubremos sobre el tono, la cadencia y la gravedad de nuestras voces. Me cuesta imaginar cómo suena lo que escribes desde tu boca...No quiero saberlo hasta mañana. Ahora, leerte, ya me acelera las pulsaciones...
¿Te das cuenta que esto es totalmente a la inversa? ...curioso
Se supone que un día en un bar, en el bus, en la cola de la caja de cualquier supermercado o donde sea, conoces a alguien; te envenena y surge una cerveza -en mi caso no porque no me gusta nada...pongamos un vino o un café- , y del café nace una conversación que te inocula más aún el veneno del principio y en la conversación la necesidad imperiosa de gestar una nueva cita y para eso un medio que sirva de puente para no perderse en la separación...y entonces intercambio de números de teléfono...
Sigo...
Te invito a ser causa de mis insanas posturas...
Él:
Elucubremos:
Voz grave, de las que se arrastran por la tráquea intentando sortear las cuerdas vocales, voz rota que augura momentos de acercar el oído a los labios para no perderse ni un ápice del discurso, ni una perla de saliva...
Cadencia lenta, parsimoniosa, cadencia que se sabe lo más importante de este mundo y que se toma su tiempo para manifestarse. Ritmo pausado, perezoso, de los que hacen que encojas el corazón y aguantes la respiración hasta que surja el milagro de la palabra a mí dirigida...
Tono grave igualmente, de contralto, de Luzia de Lamermoor cantando el aria de la locura, de mi locura...
Ahora que te conozco y te leo intento imaginar esos encuentros fortuitos en los que nos habremos cruzado, con cien poetas de testigos, pero nuestras palabras se han dirigido a otros, desconocidos mutuos buscando la magia de las palabras propias, emisores de miradas que piden un rescate a voces, cerebros que piden una conversación que los alise, que los aplane, que los sorprendan y que los hagan salivar...
Te espero...


Ella:
Mezclo en la coctelera la gravedad que transforma la garganta en la cueva de un acantilado, con el vaho de las palabras que se agolpan y aun así comprenden que lo sutil es la espera, el sosiego, la calma...
Quizá acierte.
Pondría mi cuello en el cadalso jurando que no me crucé contigo hasta ahora...
Por muchos poetas obstruyendo con sus versos y a pesar de mi enorme despiste, dudo, dudo mucho que mi mirada no hubiera recaído en ti...Solo la ceguera provocada por los focos...solo de ella desconfío.
Pongo rumbo a tus oídos y tapo los míos, para no sucumbir a cantos de sirenas...
Ahora te pediría fuego...¿tienes fuego? -gracias- y apurando la llama del mechero te miraría a los ojos...

Él:
Tampoco creo yo que nos hayamos cruzado, porque si lo hemos hecho y no has tenido mi teléfono hasta hoy, seré merecedor de la L infinita que pueble mi frente hasta el final de los días....
Te daría fuego, e intentaría tras la llama cautivarte con esa mirada lúbrica hoy por necesidad, con la que convencerte de que el silencio es mi mejor aliado, mi mejor baza. Que escuchar se me da mejor que oír, y oír mejor que hablar. Y me enfrentaría -yo, pobre mortal- a esos ojos que firmaron el Big Bang, que estuvieron en la invención de la rueda, en las profecías de Nostradamus, en la revolución industrial y en la llegada del hombre a la luna. Intentaría dibujar el mapa de tus miradas, cartografiar los haces de luces que aprehendes para dibujar un errático camino hasta mí, hasta donde mi mechero hace un juego luciferino y pregunta tu nombre con el bailar de la lumbre, y te pregunta si te apetece un vino, una charla y una mirada que te rendirá pleitesía hasta el día que los muertos caminen de nuevo sobre la tierra...
Y en esto miro tus fotos (otra vez) y sufro el dulce aguijonazo del síndrome de Stendhal...


Ella:
Pretendes que yo, ahora, pueda escribir algo digno?...
Flaqueo físicamente pero cada poro de mi cuerpo escupe lo que desde mi interior se agita y las palabras están volando en espiral sobre mi cabeza...Esa sensación de querer expresar sentimientos y emociones y todo se queda tan breve, tan lejano al volcán que erupción reventando el pecho que casi desprecias la mediocridad de lo escrito respecto a lo sentido...así...
Cuando nos veamos, sobrarán los "hola que tal"...directamente te pediré fuego, en mitad de la calle, anocheciendo y con un poco de frío para buscar refugio en un lugar angosto y oscuro.
Deseo verte...


Él:
De tu apetencia hago yo necesidad y bandera... Proponme vernos mañana cuando nadie nos vea, huidos de la tarde en dirección a la oscuridad, armados de un mechero y sendas miradas que iluminarán nuestro camino al Hades, si ha de ser nuestra meta... que me gustaría que fueses tú, tan resuelta en lunas, tan llena de suspiros, tan plena de miradas y promesas engarzadas en tus córneas, jugándome la vida y el raciocinio.

Ella:
¿Por qué me toca esta noche negarte y negar mis deseos?
¿El domingo, te apetece el domingo?


Él:
Te beso con mi ser y mi estar.

El domingo posiblemente no duerma en Madrid, si no nadie me privaría de tu presencia, no obstante, prometo mantenerte al tanto de posibles cambios y si finalmente pernocto en casa considérame tuyo.
Te cuento mi cómo, mi dónde y mi cuándo... Mañana. Permíteme ser esta noche tu Scherezade.
Te sueño. En breve.
Saberme posado en tus ojos camino de tu cerebro y tu corazón. ¿Se puede aspirar a algo más en esta y las próximas dos vidas?


GAME OVER… ¡Insert coin!